top of page

Recordando que el pez delfin formó parte del bestiario de Da Vinci, caigo en el elenco de esta mujer que suelta su mano, ha más proximidad con el de Villaverde-que tuve ante mi-, guardado en el Monasterio de Santa María de La Vid, concebido como frívolo entretenimiento para que Juan de Austria pasara las horas abúlicas antes de embarcarse hacia Lepanto.

bottom of page